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Cómo Crear Tu Fondo De Emergencia (Ahorro Para Imprevistos)

Autor: Sebas CelisAutor: Sebas Celis
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Siendo sinceros, cuando las cosas van relativamente bien, nos olvidamos de planear para aquellos momentos difíciles e imprevistos que puedan llegar en algún momento.

Creo que la crisis reciente que todos vivimos, de alguna u otra manera, nos ha dejado claro que estas cosas sí pueden pasar.

La mejor manera de estar preparado para ello, es crear un fondo de emergencias o un ahorro para imprevistos.

¿En Qué Consiste?

Un fondo de emergencias no es más que una cantidad de dinero que tenemos guardada en alguna parte, que podemos acceder directamente a ella de forma inmediata y sin esperas (como por ejemplo en un CDT) o sin pérdidas (como por ejemplo en una inversión); pero que nos permite básicamente asumir cualquier costo o gasto imprevisto, e incluso nos puede permitir subsistir durante varios meses, si nos quedáramos sin ingresos.

Creo que hace unos años hubiera sido un poco difícil dar casos de ejemplos, escenarios posibles, en los que todos podemos llegar, de un momento a otro, a una situación en la que necesitamos hacer algún gasto que no teníamos planeado.

Sin embargo, no tiene que ser una pandemia la que llegue a nuestras vidas, para que eventualmente tengamos que incurrir en un gasto o una situación imprevista.

Por ejemplo, se puede dañar el auto y tenemos que incurrir en un gasto de reparación bastante alto, o alguna cuestión que la case necesite como reparación (ya que cuando uno es dueño de una casa, estas cosas surgen casi que todos los años; alguna u otra cosa va surgiendo por allí).

Independientemente de eso, siempre van a surgir imprevistos y cosas en las que no esperamos gastar dinero en ellas.

Sin embargo, estamos en tiempos en los que sencillamente todo el mundo dice «ahora no es momento de pensar en ahorrar, ahora es momento de priorizar la alimentación, la subsistencia y lo demás«.

Sin embargo, para aquellas personas que todavía siguen recibiendo algo de ingresos, es muy fácil caer en una trampa.

Las estadísticas demuestran que estas situaciones difíciles, la gente gasta más de lo debido y, de hecho, tiende a caer más en aquellas compras impulsivas.

De hecho, eso fue lo que le ayudó a McDonald’s en el 2008, en la crisis hipotecaria de los Estados Unidos, a ser más exitoso, porque la gente se iba más a comer en McDonald’s simplemente por el estrés.

Hay que dejar claro que la tarjeta de crédito no es un fondo de emergencia, ya que no es una cantidad de dinero del que tú puedes disponer en caso de que las cosas se pongan difíciles.

Al usar la tarjeta de crédito como fondo de emergencias, muchas personas se sienten inteligentes, y dicen «no, yo solo utilizo la tarjeta de crédito en caso de algún imprevisto«.

Eso es como ponerse un chaleco de pesas cuando uno se está ahogando, queriendo flotar: lo que hace es hundirlo más todavía.

Y el primer paso o la primera recomendación para iniciar con la creación del fondo de emergencias, es definir un presupuesto para emergencias.

Claro, antes de iniciar verdaderamente con una meta específica de ahorro, en donde tenemos que cumplir con un monto de dinero total en algún momento, pues necesitamos saber cuánto es esa cantidad de dinero.

Lo ideal es pensar qué pasaría si te quedas sin ingresos, si te quedas sin empleo, si tu negocio tiene que cerrar.

Hace quizás unos años, algunas personas me hubieran tildado de loco al decir esto, «¿cómo así que cerrar?, ¿qué cosas en este mundo moderno o en esta vida pudieran hacer que yo tuviera que cerrar mi negocio hoy en día?«, y mira lo que ocurrió con el coronavirus.

Pensar en qué situación podría ocurrir, de manera que tú sencillamente no obtengas ingresos, y aún así tuvieras que seguir cubriendo tus gastos y costos fijos, sin obtener ni un centavo adicional.

No se trata de estar pensando negativamente en ese futuro, se trata de prepararse para lo peor, esperando lo mejor.

Este presupuesto idealmente debe ser escrito, preferiblemente en papel; no tenerlo aquí en la mente, no tener simplemente una idea vaga de cuál es el monto de tus gastos específicos.

También debe estar basado, preferiblemente, en análisis históricos de cuáles han sido tus gastos verdaderos en los meses anteriores: cuáles son tus costos de vivienda, de alimentación, servicios públicos, los gastos opcionales en los que a veces incurrimos (que podemos eliminar eventualmente).

Muchas veces al nosotros pensar y tratar de recordar esas cosas, nuestro cerebro nos engaña y nos dice que el dinero que gastamos es mucho menos que el que verdaderamente es.

Cuando hacemos un seguimiento y simplemente apuntamos todos los gastos que tenemos, también todos los ingresos, y luego nos damos la tarea de hacer una adivinanza de cuánto verdaderamente fue ese valor y la comparamos con la realidad, podemos llevarnos una verdadera sorpresa.

El caso es que analizando esos datos históricos (preferiblemente; si no los tienes, pues tratando de hacer el mejor trabajo posible de escribir todos aquellos gastos que has tenido durante los últimos 2 o 3 meses), vamos a tener una lista en donde los primeros elementos son aquellos gastos más básicos (los esenciales, los que no puedes eliminar de ninguna manera), por ejemplo la alimentación, los gastos de vivienda, de salud y los servicios públicos.

Luego vamos a anotar cuáles son tus obligaciones financieras o deudas, en caso de que las tengas, y específicamente vamos a anotar los montos de pago mínimo de cada una de ellas.

Tenemos en cuenta el pago mínimo, sencillamente porque durante una crisis financiera no vale la pena adelantar dinero de una deuda (es decir, pagar más capital adicional al pago mínimo)…

Simplemente si tenemos otras necesidades que son más críticas y que son las que generan que esta sea una emergencia, en la cual vayamos a disponer de este fondo.

Ahora, si tenemos dinero suficiente para abonar a esas deudas y que no nos afecte en lo absoluto seguir sin ingreso los próximos meses, pues perfecto, podemos hacerlo; pero hay que tener mucho cuidado.

Por último, vamos a tener en cuenta los gastos opcionales, aquellos gustos que en ocasiones nos damos, lujos, o servicios por los cuales a veces pagamos y podríamos omitir, sin que nuestra vida se viera terriblemente afectada.

Entonces, claramente muchas de estas cosas (si es posible mantenerlas) es bueno continuar teniéndolas, también para ayudar a nuestra salud mental, para divertirnos y entretenernos incluso en tiempos difíciles.

Lo cual nos ayuda a no querer buscar esa solución o salida a los problemas en otras cosas, como por ejemplo gastando dinero innecesario y sin planearlo, o cosas peores.

Definitivamente, si llega el momento en el que hay que tomar ese tipo de decisiones, pues hay que tomarlas.

Finalmente, vas a quedar con una cifra que te indica básicamente cuáles son tus gastos totales (tanto básicos y esenciales, como de obligaciones financieras, como los opcionales).

Ahora vamos a analizar qué podríamos reducir durante una crisis, qué cosas podríamos sencillamente eliminar, qué precios podríamos negociar, qué servicios podríamos cambiar (o quitar, llamar a la empresa para que nos baje el precio al plan, o algo así).

Haces esa filtración de gastos y en últimas nos vamos a quedar una cifra específica.

Ahora, el objetivo sería poder cumplir con la regla 50-30-20. Básicamente significa usar nuestros ingresos en un 50% para gastos básicos esenciales, un 30% para los gastos opcionales (y donde incluimos aquí incluso las deudas y demás), y un 20% de ahorro e inversión.

Claramente para la gran mayoría de las personas este va a ser un reto absoluto y va a ser una dificultad total, pero hacía allá debemos dirigirnos todos, si queremos tener unas buenas finanzas personales y saludables.

De pronto si verdaderamente en este momento estás pensando que es muy difícil, o que sencillamente a ti no te queda ni un solo centavo de lo que recibes, o que en esta situación en la que estamos es imposible, piénsalo como una prioridad.

¿Qué pasa cuando algo en nuestra vida es una verdadera prioridad?

Supongamos que tú en este momento recibes un monto de dinero, así sea pequeño, y prácticamente ya podrías gastarlo en cualquier cantidad de cosas por necesidad (lo que está muy bien); pero ¿qué pasa si esa prioridad fuera otra?

Asumamos que comer (lo cual debería ser una de las prioridades principales) no fuera una prioridad para ti y no necesitaras comer, ¿qué tanta comida comprarías si no quisieras y no necesitaras comer? Probablemente más poca de la que compras el día de hoy.

Si tú conviertes el ahorro en una verdadera prioridad (obviamente por debajo de lo que son los gastos esenciales), vas a poder empezar a modificar de alguna u otra manera tus gastos, de forma que quede algo de espacio, así sea para cualquier cantidad pequeñita de ahorro que sea posible.

Todos podemos ahorrar así sea bien poquito, pero el ahorro no es algo que se logre de la noche a la mañana. Es un hábito que vamos desarrollando con consistencia.

Muy bien, entonces vamos a considerar un mes completo de este tipo de gastos y vamos a tener un monto totalizado que tendríamos que ahorrar, en caso de que sencillamente nos quedemos sin ingresos y empecemos a tomar dinero del fondo de emergencias, ¿cuánto dinero exactamente es?

Ahora sí, con esto en mente, el objetivo es ahorrar al menos 6 meses. Es decir, multiplicar esa cifra que obtuvimos en el paso anterior por 6, y esta es tu meta de ahorro en el fondo de emergencias.

Por supuesto, esto no es algo que vas a lograr de la noche a la mañana.

No esperes ahorrar tu fondo de emergencias en 2 o 3 meses, va a ser complicado que verdaderamente lo logres.

Pero si una persona hubiese empezado hace 5 años ahorrando el 5% de su salario, el día de hoy tendría aproximadamente unos 3 meses del salario completo (no sólo de gastos básicos, sino del salario completo), con lo cual podríamos argumentar que tendría más de 3 meses de sólo costo de gastos básicos y elementales ahorrados (casi que su fondo de emergencias completo, o cerca de completarse).

¿Qué tan difícil hubiera sido sacar el 5% de todos los ingresos?

Hacer de cuenta que en principios no los recibí y ya. Probablemente hubiera sido relativamente fácil para la gran mayoría de las personas, independientemente de la cantidad de dinero que ganen.

Todos podemos recortar, así sea un poquito, y darle más prioridad a nuestra propia estabilidad financiera.

Ahora, por supuesto si tus ingresos son muy buenos, quizás podrías ahorrar más del 20%.

También puedes decir «no, yo voy a ponerle un límite ya que si puedo alcanzar la meta de ahorrar el fondo de emergencia en muy poco tiempo; pero quizás no quiero tan rápido ya que tengo objetivos a corto plazo, como por ejemplo de inversión, de emprendimiento o de cosas que me permiten incluso ganar más dinero«.

Bueno, obviamente estas son estrategias un poco más avanzadas, y quizás tu fondo de emergencias te puedes tomar algo de tiempo en conseguirlo (especialmente hablando de que obtienes muy buenos ingresos y estás dirigiendo parte de tu dinero para otras opciones).

Sencillamente, que lo logres al menos en menos de un año, de lo contrario tu prioridad (si no lo vas a lograr en menos de un año) sí debería ser primero ahorrar el fondo de emergencias.

Sea como sea, cuanto más ahorres mensualmente, más rápido vas a poder tener ese fondo de emergencias allí disponible.

Ahora tenemos que decidir, ya con todo este plan claro en una nuestra mente y preferiblemente por escrito, hacía dónde se irá el dinero en mi fondo de emergencias.

En otras palabras, dónde vamos a guardar el dinero de este ahorro.

Aquí es donde yo personalmente recomiendo una cuenta de ahorro de alta rentabilidad y bajos costos, no un CDT, ya que ese certificado de depósito término me tiene la plata retenida 30 días, cuando menos, algunos 90 días para mejor rentabilidad.

Si llegamos a una situación de dificultad económica en la que tengamos que disponer de ese dinero, vamos a tener que esperar mucho tiempo y probablemente vamos a tener que endeudarnos, pagar intereses, acabando con la rentabilidad que nos había dado el CDT.

Mientras que una cuenta de ahorros de alta rentabilidad nos puede dar una rentabilidad similar a un CDT y brindarnos la disponibilidad del dinero inmediato.

A menos de que tengas el dinero en CDT y te asegures que sea por 30 días, y en caso de una emergencia uses tu tarjeta de crédito (obviamente no con avances, nunca con avance en efectivo) a 1 cuota, y cuado puedas retirar el dinero del CDT lo retires, y con ese pagues la tarjeta.

Sería la única forma, y debes ser muy juicioso para usar esta manera y no pagar ni un centavo de más en intereses o comisiones.

Una inversión puede fluctuar positiva y negativamente, puede que cuando necesitemos retirar el dinero haya más rendimientos, pero puede que (como ocurrió en el caso de la pandemia actual) muchas inversiones se vinieron abajo y presentaron desvalorizaciones en papel, que si yo retiro ese dinero voy a materializarlas como perdidas específicas.

Por lo tanto es mejor sencillamente tenerlas en una cuenta de ahorro, así genere poco interés, poca rentabilidad, pero sé que mi dinero está seguro y sé que puedo disponer en cualquier momento del monto total.

Como recomendación puedes tener en cuenta el débito automático, si sabes que día te van a pagar, entonces programar tu cuenta bancaria para que haga la transferencia sin que te des cuenta a ese fondo.

De lo contrario, colocar un recordatorio en tu celular recurrente, en tu calendario que te esté notificando constantemente cuando debes hacerlo para que no se te pase ni una sola vez ese ahorro.

Lo más importante es continuar ahorrando incluso en tiempos difíciles, todo el mundo puede ahorrar en buenos tiempos, muy pocos lo hacen, pero todos pueden; pero muy pocas personas verdaderamente tienen la fuerza de voluntad y aquello que se necesita para sacar así sea un poquito de dinero todas las semanas, todas las quincenas o todos los meses para el ahorro.

Cuando adquirimos este hábito verdaderamente nos estamos preparando, no solo para sopesar, para realmente soportar y tolerar las crisis, sino para convertirlas quizás en ligeros inconvenientes o incluso estar preparados para que ni siquiera las sintamos como ni una dificultad en absoluto.

Se trata de que estemos listos para no necesitar de nadie, de ninguna entidad, del gobierno, ni de ningún rescate en el caso en que ocurra un situación difícil a nivel económico, a nivel social, a nivel mundial, sino que nosotros mismos tengamos la manera de encargarnos de nuestras finanzas y de tomar el control de ellas cuando lo necesitemos.

Y claro, ya una vez tengas ahorrado tu fondo de emergencias por completo, muchas personas lo que tenderían a hacer es a relajarse y a gastarse el dinero que ahora les sobra, ya que estaban acostumbrados a vivir con un poco menos destinando cada mes, una proporción de su dinero a ese ahorro, es como si ahora estuvieran ganando más…

Pero la recomendación, es que ese dinero que de repente les queda disponible allí, básicamente lo sigas usando en ahorro o inversión.

Algunas personas incluso deciden ahorrar no 6 meses de fondo de emergencia, sino 9 meses o 12 meses de gastos básicos, tener esa cantidad total donde podrían sobrevivir un año sin ganar nada de dinero.

Obviamente es decisión de cada uno, pero sea como sea, esa cantidad de dinero deberíamos usarla en seguir fortaleciendo nuestras finanzas, como por ejemplo invirtiendo, para emprender un proyecto, para abrir un negocio, para hacer algo que verdaderamente me ayude a fortalecer y alimentar mis finanzas de manera saludable.

El fondo de emergencia verdaderamente es uno de los componentes clave para sobrevivir a una crisis.

Sin embargo, si eres como yo, probablemente no solamente te interesa sobrevivir en una crisis, sino estar preparado para que una crisis incluso te deje más fuerte y sólido financieramente, incluso quizá ganar más dinero durante una crisis.

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